jueves, marzo 31, 2005
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Hermana, hermana, mira: los niños juegan a los planetas y las horas. Las máquinas celebran sus cumpleaños con risas de metal. Los animales se huyen y se buscan en los mapas del mundo. Los horrores se agazapan en las bocas altivas y a la vez el pálpito, ciego, persiste. Suena y resuena. Todos los objetos a tu alrededor son signos de ese pensar, ese germen que se mueve adentro; tus arterias llevan su aire rojo, tus plantas llegan a su tierra. ¿Quién podría, hermana, decirte que nada es verdad, que perteneces al cascajo del mundo, que el momento no dura por siempre en tanto sigan las palabras?
miércoles, marzo 30, 2005
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ESTE: Si una sombra cae en las palabras suaves de quien duerme, el mundo no se entera.
NORTE: Pero la luz se marcha por igual de la tierra soñada y de la otra.
OESTE: La tenue, la de los pasos sobre el polvo.
SUR: Y entonces hay que mirar lejos, más allá de las palabras anteriores, a la mesa donde conversamos y los ojos que nos miran...
NORTE: Pero la luz se marcha por igual de la tierra soñada y de la otra.
OESTE: La tenue, la de los pasos sobre el polvo.
SUR: Y entonces hay que mirar lejos, más allá de las palabras anteriores, a la mesa donde conversamos y los ojos que nos miran...
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